Aquí
estoy yo tratando de no pensar en ti, pero entre mas pienso que no debo de
pensar en ti, pienso mas en ti. Cada una de tus facciones se presentan en mi
mente, destrozándome poco a poco. Deseo que estés aquí susurrándome cosas al
oído como lo hacías antes de partir. Te deseo a ti, deseo tus manos, que se
aferraban a mi cuerpo como espinas.
Recuerdo
tus ojos. En los que podías ver lo que no existía, lo que no tenía forma, en donde
predominaba tu tristeza. Una tristeza azul, casi negra que te cegaba de la
felicidad en la que te encontrabas. Recuerdo tus manos, aunque rara vez las vi.
Siempre escondidas en los bolsillos de tus pantalones, pero la sentí. Sentí el
calor que producían, sentí tu nerviosismo, tu deseo.
No
recuerdo el sonido de tu voz. Te juro que la he estado buscando pero ésta mente
está invadida de basura. Pensamientos que solo estorban, rencores y obsesiones,
enojos y arrepentimientos. Tanta que no se por donde empezar a buscar a esa voz
que me trasladaba a los lugares más recónditos del mundo, en donde solo
estábamos nosotros. Esa voz mágica que cambia mi humor en un instante. Esa voz
desapareció.
Pasan
horas y sigo aquí mirando al techo pensando en cada momento que pase junto a
ti. En cada sonrisa que intercambiamos y en cada sueño que compartimos. Pensado
que tal vez tu voz este escondida por ahí .Los repaso uno por uno. Detalle por
detalle, pero no la encuentro, intento que no se me escape nada, ninguna palabra,
ninguna caricia. Pero tu voz se ha desvanecido de mi mente.
¿Sin tu
voz que puedo hacer? Nada, no puedo recordar nada. Desvanecen todos esos
susurros al oído, todos esos te quieros en alto, todas esas insignificantes conversaciones. Excavo hasta el rincón mas profundo de mi mente, quito y quito pensamientos que
estorban pero no aparece por ninguna parte.
Intento
dejar de pensar en ti. Intento que todo lo que recuerdo de ti se vaya para
siempre de mi, para que deje de lastimarme, pero no puedo. Estas aferrado a mi
como una espina, pero te extraño. Te extraño, hoy mas que nunca. Extraño tus
brazos alrededor de mi las noches de lluvia, extraño el calor que sentía cada
ves que despertábamos juntos. Extraño esas sonrisas que me dedicabas cada vez
que nos despedíamos. Te extraño completo.